Los cosméticos históricamente se asociaron más con factores estéticos, que con los de protección y salud, generando una brecha o dicotomía entre estos aspectos. Así, las personas tienden a separar su elección entre productos de maquillaje y de protección, cuando no necesariamente son procesos aislados.
El enfoque de los cosméticos, en el que se privilegia la belleza hace que frecuentemente se obvie el proceso de análisis sobre cuáles son los cosméticos idóneos para cada tipo de persona, de acuerdo con su edad y características físicas.
Buena parte de las consultas se deben a dos factores fundamentales: en primer lugar, por no haber hecho un análisis sobre los beneficios y desventajas de cada producto. En segundo término, a errores en el uso. Así, el exceso del producto sobre la piel o la falta de conocimiento sobre la forma en que deben retirarse los cosméticos, pueden alterar la estabilidad de la epidermis.
Uno de los mejores ejemplos de estas anomalías es el acné en las mujeres que, en algunas ocasiones, no está determinado por factores hormonales o alimenticios, sino por exceso de maquillaje, taponando la respiración de la piel y generando cúmulos de grasa que dan origen a los brotes. De la misma forma, pueden producirse diversas reacciones en la piel que pueden incluir –pero no están limitadas a- dermatitis, erupciones, escozor y sensibilidad en la piel.
¿Sabiendo los problemas que puede ocasionar, son buenos los cosméticos para la piel?
La respuesta de los expertos es categórica: no sólo son buenos, sino que son indispensables por cuatro razones fundamentales:
1. El maquillaje aporta a la piel elementos que permiten suavizar
2. El maquillaje aporta principios activos para la regeneración de células
3. El maquillaje aporta agua y otros elementos para hidratar la piel
4. El maquillaje aporta alimento para la piel
Sin embargo, un error en el proceso de selección puede resultar fatal. Por ejemplo, si una crema hidratante para la piel grasosa, es utilizada por alguien con piel seca, puede causarle erupciones y escozor, pues contiene principios activos, cuya función es secar y cicatrizar la dermis.
Los cosméticos básicos
Existen dos tipos básicos de cosméticos: las cremas faciales–corporales y el maquillaje: Todas las personas deben utilizar las cremas faciales desde temprana edad. Desde la niñez y, sin excepción, se debe utilizar un bloqueador solar si se quieren evitar problemas relacionados con el cáncer de piel y con las arrugas prematuras. Durante esta etapa se debe empezar a forjar en las personas el hábito de limpiar el rostro en la mañana y en la noche.
Durante la adolescencia las personas además de limpiar debidamente la piel para evitar en lo posible la aparición del acné juvenil, deben empezar a aplicar cremas humectantes suaves de día y de noche. Estas cremas pueden ser de marcas comerciales no necesariamente costosas, que se encuentran en supermercados para la venta general. Estas cremas se caracterizan por ser suaves y utilizables por pieles jóvenes y poco sensibles. Más adelante para cada tipo de piel habrán de utilizarse cremas especiales.
Cuando la piel se va haciendo madura va exigiendo mayor calidad del tratamiento. Por esto, las personas después de los 30 años deben empezar a utilizar cremas especializadas, obtenidas de extractos vegetales o minerales generalmente hipoalergénicas. Se encuentran así, cremas y geles para el contorno de los ojos, para el cuello, para las arrugas de la boca y frente, y cremas para cutis grasoso, seco, normal o mixto.
El maquillaje es otro tipo de cosmético comúnmente usado por las mujeres. Aunque no todas saben cómo usarlo ni cómo adquirirlo, su elección depende del poder adquisitivo de quien lo compra, de la cantidad y gusto de la misma y sobre todo, de la moda actual.
Con respecto a los productos que se encuentran en el mercado, existen artículos de alta calidad adquiribles en los supermercados que incluyen humectantes naturales e ingredientes hipoalergénicos en colores de moda. Existe, también, una gama amplia de artículos más costosos que incluyen estuches más sofisticados y/o ingredientes naturales extras que hacen ver el maquillaje más suave y fino.
¿A mayor costo, mayor beneficio?
No es posible decir que los productos más costosos son los mejores para la piel. Sin embargo, las casas de belleza más famosas y tradicionales –que generalmente manejan precios elevados- ofrecen productos de muy buena calidad, puesto que más que ser fábricas de producción, son constantes centros de investigación sobre la piel. Estas mismas firmas, entendieron que la brecha entre belleza y salud debe cerrarse.
La búsqueda de un dermatólogo y un esteticista debe ser el punto de partida para la decisión de una línea de productos. Conocer las características físicas de la piel y relacionarlas con las tendencias de moda es posible, siempre y cuando, haya personas
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