No es inusual que los fármacos se deriven de sustancias que, en otros contextos, serían consideradas peligrosas. Muchos medicamentos para combatir el cáncer están en esta categoría. También es común que los medicamentos con licencia para una condición en particular sean empleados "fuera de la etiqueta" para atender otros problemas.
Así que si bien la toxina botulinum (mejor conocida como Bótox) es uno de los venenos conocidos más poderosos para el sistema nervioso, su ascenso como un medicamento en décadas recientes no es tan asombroso como algunos pudieran pensar.
No obstante, todos los fármacos, incluidos medicamentos suaves que se venden sin necesidad de receta médica, tienen indeseables efectos secundarios. Y a medida que va creciendo el número de usos para la toxina botulinum junto con el número de personas que la usan, saludables o no, no causa sorpresa que también los informes de efectos secundarios no deseados estén aumentando.
Si bien esta toxina es extremadamente letal cuando se ingiere, cuando se aplica como una inyección intramuscular ha encontrado una vasta clientela entre personas por lo demás saludables. En la presentación de Botox Cosmetic de Allergen, se emplea ampliamente por mujeres y hombres en países ricos para aliviar los daños visibles de la edad, cuando menos temporalmente.
Una amiga me dijo en fecha reciente, con cierta exageración, que "toda mujer" en Argentina que ronda los 40 años de edad se aplicaba inyecciones de Bótox de manera regular para alisar arrugas faciales, con el mismo desparpajo que pudiera teñirse el cabello a fin de ocultar el avance de las canas.
Tan solo me pregunto qué harán estas mujeres cuando tengan 50 ó 60 años de edad, cuando las arrugas en su piel no estén confinadas a sus rostros. Dada la incidencia de la discriminación hacia los viejos y las imágenes perennemente juveniles que desfilan ante nosotros en los medios masivos de comunicación, no hay forma de saber hasta qué limite llegarán las mujeres -y algunos hombres- en un esfuerzo por negar físicamente su edad.
La toxina botulinum es producida por la bacteria Clostridium botulinum. Crece en la ausencia de aire y tiene la mortífera reputación de un contaminante del alimento, particularmente en alimentos indebidamente enlatados o conservados. Debilita los músculos y puede ocasionar parálisis, incluidos problemas para respirar que amenazan la vida. Esta toxina actúa en terminaciones nerviosas periféricas, impidiendo la liberación del neurotransmisor acetilcolina, mismo que transmite señales nerviosas a los músculos.
En pequeñísimas dosis inyectada al músculo, puede aliviar espasmos al ocasionar que los músculos se relajen. El efecto dura varios meses; una vez que se diluye, se puede reinyectar la toxina. Esta toxina fue usada por vez primera como un fármaco en la década de los 70 para el tratamiento del estrabismo, músculos oculares que provocan visión doble.
Desde esos días ha demostrado que es notablemente efectivo para el tratamiento de todo tipo de problemas ocasionados por músculos excesivamente activos, como espasmos del cuello y las extremidades, movimientos involuntarios, posturas anormales, sudoración excesiva y dolor asociado con varios desórdenes, incluidas jaques por migraña. Una de sus aplicaciones más recientes, que no se especifica en su etiqueta, es el tratamiento de la vejiga con actividad excesiva que no responde a otros remedios.
La doctora Jean Carruthers, oftalmóloga en la Universidad de Columbia Británica que estuvo entre los primeros en observar el potencial cosmético del Bótox en 1987, lo ha equiparado con la penicilina tanto por su versatilidad como por su derivación de una bacteria común. Carruthers y su marido, Arthur, dermatólogo, notaron que los pacientes atendidos por ella con Bótox para el relajamiento de músculos oculares espásticos también experimentaban una suavización de las líneas de expresión entre sus cejas.
Si bien hay siete tipos de la toxina, cada uno con un modo de acción específico, tan sólo dos, el 'A' y el 'B', se emplean médicamente hoy día. De los productos disponibles en Estados Unidos, Bótox y Bótox Cosmetic se derivan de la toxina botulinum A y el Myobloc de la 'B'. La fórmula cosmética usa una dosis mucho más baja de la toxina que la empleada para el tratamiento de grandes espasmos musculares.
En febrero de este año, la Administración de Alimento y Fármacos (FDA por sus siglas en inglés) que lleva a cabo una constante revisión de seguridad de estos productos, notificó a la opinión pública acerca de los informes sobre efectos adversos asociados con los fármacos. La mayoría de los casos de seriedad fueron resultado de usos médicos, no cosméticos, de la toxina. Los tratamientos médicos típicamente requieren de dosis mucho mayores, al tiempo que muchos de ellos pacientes presentan otros problemas de salud que incrementan su riesgo.
Las reacciones, entre las que se incluyen efectos serios y a veces letales, como falla respiratoria, involucraron una diversidad de dosis y usos, muchos de ellos no especificados en su etiqueta. Las reacciones más severas ocurrieron en niños que recibieron tratamiento para espasticidad de extremidades asociada con parálisis cerebral, uso no indicado en la etiqueta en niños y adultos.
Debido a que esta revisión de seguridad depende de informes voluntarios de fuentes médicas y de pacientes, a menudo no es posible indicar con exactitud cuál es el factor a señalar por los efectos indeseados: técnica deficiente, dosis equivocada, un problema médico subyacente o un peligro del fármaco mismo.
Ciudadano Público, organización en defensa del consumidor con sede en Washington, le ha pedido a la FDA que obligue a los laboratorios farmacéuticos a que les adviertan a los médicos sobre las complicaciones de que se ha informado. El grupo revisó los informes de la dependencia sobre sucesos adversos, encontrando 180 casos de serios efectos como neumonía y dificultad para tragar y respirar, así como 16 muertes.
En septiembre de 2005, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades revisaron mil 437 reportes de efectos adversos: de los cuales 406 se dieron tras el uso médico de Bótox (217 de ellos efectos graves) y 1,031 después de uso cosmético (36 de ellos de seriedad). El porcentaje de informes sobre casos serios fue 33 veces mayor entre pacientes que recibieron atención por problemas médicos que entre personas que recibieron tratamientos cosméticos.
Si bien se ha sabido desde hace largo tiempo que las inyecciones de esta toxina pueden ocasionar efectos indeseables en músculos adyacentes -por ejemplo, las inyecciones para suavizar arrugas alrededor de los ojos pueden ocasionar la caída temporal de los párpados- inquietudes recientes involucran lo que se conoce como reacciones sistémicas, o efectos en músculos distantes.
Los dermatólogos que usan el medicamento para reducir arrugas dicen que en manos experimentadas y diluido en la proporción indicada, así como bien aplicado, el Bótox es sumamente seguro. Los peores desastres han ocurrido cuando practicantes sin habilidad administraron el fármaco.
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