La belleza es relativa, varía en el tiempo y en el espacio El tema de la belleza a la hora de buscar y tener sexo puede representar un hecho más relativo de lo que se cree. Es bastante obvio que una persona va a preferir acostarse con una persona que encaje dentro del concepto de belleza pero ¿existe un concepto uniforme de belleza? Las opiniones están divididas. Hay quienes sostienen que la belleza es totalmente relativa y sustentan su hipótesis en las manifestaciones culturales de muchas razas. Por ejemplo citando las tribus africanas que presentan ciertas deformidades en el cráneo o mutilaciones en los labios o aquellas que alargan el cuello exprofesamente desde los primeros años de edad. Para los integrantes de aquellas tribus, ese es el concepto de belleza máxima a que pueden aspirar. Esta misma belleza, resultaría más bien de repugnancia para un hombre occidental tradicional que más bien busca la materialización de la belleza en una mujer delgada y con curvas bien definidas. Pero incluso, si trasladamos este mismo modelo de belleza occidental a otra región de oriente o del mismo continente africano, podríamos obtener respuesta positiva.
Incluso podemos traer la variable tiempo a juego en este análisis de los patrones de belleza. En efecto, en años anteriores a nuestro tiempo, era más bien la imagen de una mujer rolliza la que marcaba los cánones de la belleza y la imagen de una mujer delgada era más bien sinónimo de debilidad y hasta de enfermedad. Hoy en día, esta figura se ha invertido y basta que la mujer tenga unos kilos de más para que ella misma se siente en desventaja y para que los demás la vean como una figura que no encaja en el molde de belleza.
Esto se puede apreciar incluso al interior de la misma familia. Los nutricionistas refieren que muchas de sus consultas a personas menores de edad, son fomentadas por los padres. En efecto, refieren que los pacientes menores de edad llegan a consulta sintiéndose conformes con su peso y con su contextura pero el discurso de los padres es distinto y refieren que su hijo o hija, está un poco pasado de peso. Este es el punto donde se bifurcan las cosas y la nutrición y la buena salud quedan por un lado, mientras la sociedad y sus paradigmas de belleza van por otro camino.
Y es que hay que partir de la premisa que no todos los cuerpos son iguales y por tanto los programas que se puedan diseñar van a surtir efectos en uno pero no en otros. Por otra parte, aquí la naturaleza y la biología juegan un papel trascendental. Estamos hablando de miles de años de evolución y ojo que evolución con un horizonte bien claro. La supervivencia de la especie. En efecto, la naturaleza se orientó por esta brújula y para lo cual era de capital importancia la cópula entre sus individuos. Tenía que desarrollar algún mecanismo, guía o manual de interpretación que pueda tender un puente entre la naturaleza y el ser humano. Y ese manual tiene un nombre, se llama belleza y tiene un título alternativo de edición que sería simetría. Así es, la naturaleza se encargó de hacer evolucionar en nuestros cerebros el concepto de simetría como norte magnético que debe guiar uno de nuestros procesos biológicos más importantes. La reproducción. Nuestros cerebros responden inconscientemente a estos estímulos, detectando las mejores parejas, las más aptas para la reproducción en estos términos. Somos capaces de descartar parejas bajo este mecanismo.
Sin embargo, este mecanismo no parece ser plasmado en muchas parejas en la vida real. ¿A qué se debe esto? Una explicación la podemos encontrar en el cambio de escenario que el mundo ha sufrido en estos últimos cientos de años. Ya no está más el escenario agreste y hostil de un hombre sin refugio que no sabía si su vida iba a durar minutos, días o meses. Ese hombre ahora es consiente de su existencia plena y de cómo puede prolongarla tanto como quiera por tanto ya no es tan vital la simetría de la pareja como indicador de mejor descendencia puesto que ésta se encuentra ya asegurada merced a un entorno menos hostil. Ahora son otras las preocupaciones como estabilidad económica y solvencia moral léase mejores billeteras y más éxito socio profesional. Sin embargo, pasaran otros miles de años antes de que este nuevo mecanismo tome definitivamente el lugar de la simetría y exilie a ésta en definitiva. Por tanto, seguiremos reaccionando casi instintivamente a una pareja simétrica, será ese nuestro modelo de belleza y lo que nos predisponga más hacia el sexo con esa persona. Ciertamente, estas consideraciones no son excluyentes pero nos ayudan a entender mejor las cosas, cómo transcurre el cortejo y por qué hay si y no como respuesta ante un estímulo o propuesta de tipo sexual. |
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