Retener el vigor mental a lo largo de la vida nunca ha sido tan esencial para el éxito como lo es hoy. Las personas de mediana edad hacen ejercicio físico para mejorar sus probabilidades de no tener un ataque cardiaco. Los jóvenes no están interesados en esto. Ellos hacen ejercicio por una razón completamente diferente: mejorar su atractivo social. Pero los criterios de atractivo social reflejan los atributos cruciales para el éxito competitivo, que a su vez cambia a lo largo de la historia de la civilización humana. Durante siglos la definición de atractivo ha girado fundamentalmente en torno a los atributos físicos. En el excelente libro El cerebro ejecutivo, el doctor Elkhono Goldberg afirma que esto está cambiando.
Según Goldberg, estamos entrando en una era sin precedentes en el desarrollo de la sociedad humana gobernada de forma abrumadora por el procesamiento de información. Citando a Bill Gates, la llama "sociedad basada en el conocimiento". De a cuerdo a Goldberg, a medida que entremos en el siglo XXI, los atributos del atractivo social reflejarán los pre–requisitos de éxito en la sociedad crecientemente dirigida por la información. Lo agudo será bello.
Dentro de estas circunstancias el bienestar cognitivo se convierte en urgente dentro del proceso de cantidad y calidad de vida. La posibilidad de mantenernos competitivamente aptos para ser productivos y mantener vidas independientes estará en preservar un cerebro vigoroso. La visión del viejo decrépito ha cambiado radicalmente con la nueva evidencia de que el ejercicio físico ayuda a cambiar al propio cerebro.
Se ha demostrado que el ejercicio físico en forma regular protege contra el impedimento cognitivo leve, trastorno cerebral que afecta a las células nerviosas que participan en la capacidad de pensamiento. Las personas con impedimento cognitivo leve pueden funcionar bastante bien en las actividades cotidianas, pero generalmente tienen dificultades para recordar detalles de conversaciones, eventos y citas futuras. Estas personas están en alto riesgo de presentar un deterioro progresivo de la capacidad de pensamiento.
Respecto al mecanismo de acción del ejercicio físico y el impedimento cognitivo leve, se piensa que son varios los factores que pueden influir en esta protección cognitiva Entre éstos puede estar que el ejercicio induce sustancias químicas que protegen a las células cerebrales, o que el ejercicio es simplemente un marcador de un estilo de vida sano en general, o que hay algún otra interacción positiva entre ejercicio, estilo de vida sano y actividad intelectual estimulante. Otra posibilidad radica en la plasticidad del cerebro (conexión nerviosa). La evidencia que se posee demuestra que el cerebro tiene plasticidad hasta muy entrada la edad adulta, y posiblemente durante toda la vida.
La meta de la actividad física en personas adultas mayores es mejorar o mantener la capacidad funcional, la fortaleza muscular y la resistencia, mejorar la calidad de vida y disminuir o prevenir el surgimiento de enfermedades. La prescripción del ejercicio debe enfocarse en el desarrollo y mantenimiento de la capacidad aeróbica, fortaleza muscular y resistencia, flexibilidad y en el mantenimiento de un buen rango de movimiento en las articulaciones, balance y coordinación.
El ejercicio físico era un lugar para sobretrabajar los músculos. Ahora sabemos que tanto los ejercicios aeróbicos como el entrenamiento muscular contribuyen a mantener una vida saludable. También sabemos que los ejercicios nos ayudan de diferente manera en momentos diferentes de nuestra vida ya que no sólo se estimula la masa muscular, sino que se requiere de una ativación cognitiva.
Los jóvenes utilizan el entrenamiento para mejorar su competitividad en el deporte o actividad que más les guste, o para verse bien en un traje de baño. Las personas de edad media trabajan en la tonicidad abdominal y en los ejercicios de flexibilidad para prevenir o minimizar los problemas de la espalda baja o prevenir enfermedades cardiovasculares. Los adultos mayores emplean el ejercicio físico de fortaleza y resistencia para mantener la densidad ósea y para permanecer activos e independientes, capaces de poder llevar a cabo importantes actividades de la vida cotidiana y, según la evidencia más reciente, para mantener una mente vigorosa.
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