La Asociación Española Contra el Cáncer (aecc) pone en marcha la cuarta edición de la campaña de prevención del cáncer de piel "El sol te sienta bien… el cáncer no". El objetivo de esta iniciativa es concienciar a la población sobre la necesidad de seguir unas recomendaciones y consejos básicos para evitar la exposición excesiva al sol de cara al verano.
Para ello, se ha editado un folleto que recoge una serie de medidas que los ciudadanos deben seguir para evitar los efectos nocivos de la exposición al sol. Asimismo, incluye una breve explicación de los tipos de radiaciones que emite el sol y una relación de las consecuencias que estas producen sobre el organismo.
Los ejemplares estarán a disposición de los ciudadanos de Güímar el próximo día 19 de Julio en la playa de El Puertito, donde las representantes de la asociación en este municipio tendrán un stand informativo, en que además de los folletos repartirán muestras de protector solar.
Los cánceres de piel son los más frecuentes. Cada año se diagnostican más de 2.000.000 de nuevos casos en el mundo.
El cáncer de piel es una enfermedad maligna producida por la división y crecimiento descontrolado de las células que la forman, con capacidad para invadir los tejidos y estructuras sanas de alrededor y en algunos casos, a otros órganos a distancia.
Aunque se generalice hablando de cáncer de piel, existen varios tipos entre los que destacan de forma clara los melanomas y los carcinomas cutáneos.
En ambos tipos, el principal factor de riesgo implicado en su aparición son las radiaciones solares, sobre todo las de tipo B (UVB) y las de tipo A (UVA). En la piel, estas radiaciones son capaces de producir mutaciones en el material genético (ADN), de las células que componen la epidermis (capa más superficial de la piel), e impedir su reparación, iniciándose así el proceso de la carcinogénesis o formación de un cáncer.
El sol tiene una gran importancia para la salud del hombre. Dependiendo de las características de la persona y del tiempo de exposición a sus radiaciones, va a producir sobre el organismo una serie de repercusiones que pueden ser positivas o negativas.
Como aspecto positivo destaca el papel que desempeña el sol en la prevención de ciertas avitaminosis (falta o disminución de vitaminas). Concretamente, las radiaciones solares favorecen la producción de vitamina D, necesaria para metabolizar el calcio y evitar el raquitismo (enfermedad caracterizada por la deformación de los huesos, que afecta fundamentalmente a los niños).
Como aspectos negativos, en la piel, la exposición solar inadecuada produce trastornos que pueden manifestarse a corto o a largo plazo, entre los que destacan:
Quemaduras solares, caracterizadas según su intensidad por eritema (enrojecimiento de la piel), inflamación e incluso por la formación de vesículas o ampollas.
Bronceado, producido por la acción de las radiaciones solares sobre los melanocitos que producen un pigmento denominado melanina (pigmento que da color a la piel).
Hiperqueratosis, o engrosamiento de la piel.
Fotoenvejecimiento, o envejecimiento de la piel por la acción del sol. Se caracteriza por una piel áspera, sin elasticidad, líneas de las arrugas gruesas (surcos), manchas e incluso pequeños derrames capilares (vasos sanguíneos extremadamente finos que recorren la piel). Se estima que el 75% de las arrugas son producidas por la exposición solar.
Alteraciones de la pigmentación, sobre todo aparecen hipercromías (aumento de la pigmentación) entre las que se encuentran las pecas (frecuentes en las personas pelirrojas), los lunares (también denominados nevus) y los melasmas (manchas oscuras de bordes poco definidos, de aparición frecuente durante el embarazo).
Cáncer de piel, relacionado con la exposición al sol en el 90% de los casos. Hoy día se sabe que, el número, frecuencia e intensidad de las exposiciones solares durante la infancia y adolescencia es proporcional al riesgo de aparición de cáncer de piel.
Las quemaduras solares, sobre todo durante la infancia y adolescencia, aumentan el riesgo de padecer cáncer de piel en la edad adulta.
Recuerde que convivir con el sol es SENCILLO
Poner en práctica medidas de prevención a la hora de exponerse al sol, es la mejor forma de proteger la salud de la piel:
Ante cualquier exposición solar es importante tener en cuenta unas sencillas recomendaciones
1. Evita la exposición al sol en las horas centrales del día (entre las 12 y las 16 horas)
2. Utiliza barreras físicas para que el sol no llegue a la piel: sombrillas, sombreros de ala ancha para proteger también el cuello y las orejas, camisetas..
3. Aplícate un fotoprotector solar con filtros de protección UVA y UVB adecuado a tu fototipo, en el cantidad adecuada: sobre la piel bien seca antes de salir de casa, 30 minutos antes de exponerte al sol, y después de cada baño o cada 2 horas
4. Usa gafas de sol que absorban el 100% de las radiaciones ultravioleta
5. Protégete exactamente igual los días nublados que los días de sol
6. Bebe abundante agua para evitar la deshidratación
7. Cuanto más bajo sea tu fototipo, mayor tiene que ser el filtro o factor de protección solar (FPS) que utilices.
8. Las lámparas UVA y las camas bronceadoras no protegen de las radiaciones solares y son igualmente perjudiciales para la piel y los ojos. Se desaconseja su uso en niños y adolescentes
9. Acude a tu dermatólogo si aprecias una lesión nueva en la piel, especialmente si es diferente a otras que ya tengas, o si notas cambios en un lunar que ya tenías.
En el caso de los niños, hay que ser especialmente cuidadoso: aunque la luz solar es beneficiosa para su desarrollo, si el niño tiene menos de 3 años debes evitar su exposición directa al sol. En niños mayores y adolescentes, es necesario seguir las medidas previamente recomendadas y enseñarles a protegerse de las radiaciones solares a medida que van creciendo y se hacen independientes.