José Bono no sólo quiere cambiar algunas costumbres de las que han funcionado durante muchos años en el Congreso de los Diputados -y ya ha adoptado varias decisiones en ese sentido-, sino que también está dispuesto a mejorar su imagen personal: en los últimos meses se ha sometido a un tratamiento capilar y, al volver de las vacaciones, es bien visible que el resultado ha sido bueno.
El actual presidente del Congreso siempre se ha cuidado mucho, y ahora más porque tiene más tiempo libre: come alimentos sanos, sobre todo pescado, verduras y fruta; bebe muy poco alcohol, nada de tabaco y realiza algo de ejercicio físico.
¿Por qué se ha decidido ahora a aumentar su masa capilar y no antes? Sólo él lo sabe, y ayer no hizo ninguna declaración. Pero quienes le conocen bien aseguran que siempre ha tenido un punto de coquetería.
Quizá ha pensado que, a sus 57 años, cuando se va haciendo más visible su despejada frente y las entradas en su cabellera, era el momento para empezar a cuidar eso que a la mayoría de los hombres, en general, no les gusta perder: el pelo.
A José Bono -que por ocupar ese cargo es la tercera persona de España en el protocolo de los actos oficiales, después del Rey y del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero- siempre se le ve de punta en blanco y, para demostrar su obsesión por la buena imagen, aquí va una anécdota: hace años, cuando presidía la Junta de Castilla-La Mancha, buena parte de los miembros de su Gobierno conocían su afición por las gafas de sol último modelo. En una ocasión, Bono había decidido destituir a una de sus consejeras y la citó en su despacho. La mujer acababa de regresar de un viaje a las Islas Canarias. Allí había visto un modelo que el propio Bono le había comentado que le gustaba mucho.
Ella, al verlas, pensó que podían ser un bonito regalo para su presidente y se las compró. Cuando acudió al despacho de Bono, sin saber para qué, lo primero que hizo fue entregarle las gafas. El presidente, sorprendido y desarmado, disimuló lo mejor que pudo con una rápida visita al lavabo, habló con ella de algunas tareas de su consejería y no la cesó.
El pasado 8 de abril, cuando se sentó por vez primera en el Hemiciclo del Congreso de los Diputados para presidir el debate de investidura de José Luis Rodríguez Zapatero, ya hubo quien comentó que José Bono se había «hecho algo» en la cabeza.
Posteriormente, en la boda de su hija, que se celebró el pasado 27 de junio, el ex ministro de Defensa lucía una cabellera más poblada y, además, se había retocado el peinado consiguiendo así un efecto visiblemente más moderno y más juvenil.
Algunos invitados -y, sobre todo, invitadas- ya comentaron que era obra de un buen peluquero, pero otros lo atribuyeron a un tratamiento capilar.
El tratamiento ha existido, efectivamente, pero no ha sido un implante realizado de la noche a la mañana, sino un trabajo cuidado y discreto de varios meses cuyos buenos resultados son perfectamente visibles ahora.
El actual presidente del Congreso siempre se ha cuidado mucho, y ahora más porque tiene más tiempo libre: come alimentos sanos, sobre todo pescado, verduras y fruta; bebe muy poco alcohol, nada de tabaco y realiza algo de ejercicio físico.
¿Por qué se ha decidido ahora a aumentar su masa capilar y no antes? Sólo él lo sabe, y ayer no hizo ninguna declaración. Pero quienes le conocen bien aseguran que siempre ha tenido un punto de coquetería.
Quizá ha pensado que, a sus 57 años, cuando se va haciendo más visible su despejada frente y las entradas en su cabellera, era el momento para empezar a cuidar eso que a la mayoría de los hombres, en general, no les gusta perder: el pelo.
A José Bono -que por ocupar ese cargo es la tercera persona de España en el protocolo de los actos oficiales, después del Rey y del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero- siempre se le ve de punta en blanco y, para demostrar su obsesión por la buena imagen, aquí va una anécdota: hace años, cuando presidía la Junta de Castilla-La Mancha, buena parte de los miembros de su Gobierno conocían su afición por las gafas de sol último modelo. En una ocasión, Bono había decidido destituir a una de sus consejeras y la citó en su despacho. La mujer acababa de regresar de un viaje a las Islas Canarias. Allí había visto un modelo que el propio Bono le había comentado que le gustaba mucho.
Ella, al verlas, pensó que podían ser un bonito regalo para su presidente y se las compró. Cuando acudió al despacho de Bono, sin saber para qué, lo primero que hizo fue entregarle las gafas. El presidente, sorprendido y desarmado, disimuló lo mejor que pudo con una rápida visita al lavabo, habló con ella de algunas tareas de su consejería y no la cesó.
El pasado 8 de abril, cuando se sentó por vez primera en el Hemiciclo del Congreso de los Diputados para presidir el debate de investidura de José Luis Rodríguez Zapatero, ya hubo quien comentó que José Bono se había «hecho algo» en la cabeza.
Posteriormente, en la boda de su hija, que se celebró el pasado 27 de junio, el ex ministro de Defensa lucía una cabellera más poblada y, además, se había retocado el peinado consiguiendo así un efecto visiblemente más moderno y más juvenil.
Algunos invitados -y, sobre todo, invitadas- ya comentaron que era obra de un buen peluquero, pero otros lo atribuyeron a un tratamiento capilar.
El tratamiento ha existido, efectivamente, pero no ha sido un implante realizado de la noche a la mañana, sino un trabajo cuidado y discreto de varios meses cuyos buenos resultados son perfectamente visibles ahora.
3 comentarios:
Ya pues hombre, que pelos que cogio el tio! si ahora esta de guapo! ... :P Bono, sigues siendo un tronco y nadie te traga!
Parabéns pelo blog saúde.Você informações, muitos poderiam escrever algo sobre o implante de cabelo.
Mas ele permanece por um transplante de cabelo bom, bem feito, operação, microenxertos, e os resultados são espectaculares em pouco tempo você começa o seu cabelo e tomá-lo como antes, o cabelo é removido da área occipital é geneticamente mais forte, que faz o cabelo não cair, crescer como o resto do cabelo,
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